jueves, marzo 24, 2005

24 de marzo

Otro 24 de marzo... 29 años del día en que comenzó la más sangrienta dictadura de la historia del país.

30.000 detenidos-desaparecidos, muertos, secuestrados, censura, el famoso no te metás o el algo habrá hecho. La plata dulce, la propaganda oficial ("El techo, el techo!", tonta propaganda sobre la liberación de precios), la muerte de Rodolfo Walsh cuando publicó su carta abierta, desconfianza, paranoia, y otros elementos eran comunes en esa época.
Revistas como "Gente" o "Para tí" hablaban de una campaña antiargentina, orquestrada por medios extranjeros, ya que muchos de ellos hablaban sobre las violaciones de derechos humanos en Argentina y otros países del continente. Los argentinos somos derechos y humanos se solía decir, para mostrarle a Jimmy Carter que este país no era como lo mostraban.

Después el mundial, cuando Argentina le ganó a Holanda. Los periodistas holandeses, mientras tanto, indagaban la verdad, y sus jugadores miraban con desprecio a ese hombre llamado Videla.
Llegó la década del 80. Por un lado, la represión y la censura, aunque seguían siendo importantes, estaban mas aplacadas en términos generales. O al menos, eso aparentaba. Por el otro lado, en el "gran país del Norte" un hombre llamado Ronald Reagan llegaba a la presidencia. Ultraconservador, con tal de borrar del mapa al comunismo, estaba dispuesto a tolerar e incluso auspiciar las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en los países con gobiernos de derecha.

En el '82, en medio de uno de los momentos de peor imagen del gobierno militar, el entonces presidente Galtieri recordó que las Islas Malvinas estaban ocupadas por Inglaterra desde hacía muchos años. Así fue que, luego de que la Plaza de Mayo se llenara de personas que protestaban contra el gobierno, pocos días después, estaba llena de personas vitoreando la recuperación de las islas. Muchos murieron en la guerra, muchachos jóvenes sin preparación militar, enviados a pelear al sur. Mientras, los medios hablaban de que estábamos ganando y cantábamos que "el que no salta es un inglés".

Una vez terminada la guerra, el descrédito de la dictadura aumentó. Recuerdo la atención que prestábamos con mi familia al mensaje del presidente Bignone, anunciando el fin de la veda a los partidos políticos y la convocatoria a elecciones. Fue el fin de una era sangrienta.

Ahora, en democracia, lo importante es no olvidar. Por los 30.000 desaparecidos, por nosotros y por las futuras generaciones. Para que nunca más vuelvan, para que aquellos beneficiados por indultos y puntos finales vuelvan a la cárcel. Para que mientras, sea señalados por la calle como los asesinos que son.

¡NUNCA MÁS!

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