Contraseñas. El eterno dilema: ¿Creamos una que sea segura pero que a veces es tan complicada que ni uno mismo puede recordarla claramente, o una sencilla pero que hasta el perro del vecino que ladra todo el tiempo es capaz de deducirla?
Más allá de que la solución pasa nuevamente por la eterna idea del punto medio, en la cual nos hemos referido más de una vez en artículos como uno sobre implementación de artificios y alguno más que debe andar dando vueltas en cinco años de artículos varios.
Todo esto viene a colación de un tutorial que estoy armando sobre correo electrónico, recordando la importancia de que una clave debe ser segura, personal, intransferible y todas esas cosas bonitas.
Y el armado de dichos consejos me hizo acordar una risueña (?) anécdota ocurrida la semana pasada, mientras hacía la cola para retirar efectivo del cajero automático.
Cualquiera que tenga un mínimo de experiencias con contraseñas, sabe que la misma no es visualizable cuando la introducimos en la computadora, el cajero o donde sea que coloquemos la misma. Una forma de evitar nefastas consecuencias del efecto "ojito sobre el hombro ajeno".
Aquellos que tenemos cuenta en el Banco Provincia, hemos tenido un bonus track en el eterno tema de marcar la clave. Siempre el tema se había manejado a través de una clave consistente en 4 números.
Ahora, a dicha clave se le agregó otra, que consiste en 3 letras, clave generada por la entidad bancaria, habría que aclarar. Para marcar la clave, aparecen una serie de letras separadas en grupo de a tres en forma aleatoria y hay que indicarle en orden el lugar donde están las letras correspondientes a nuestra contraseña.
Volviendo a la fila del cajero, la persona que estaba delante mío me cuenta algo que le ocurrió en una situación similar. Este señor me dijo "Hay cada uno... la semana pasada había un tipo acá que se quejaba. Me decía que cada vez que quería poner las letras, siempre le aparecían todas equis... y que el otro día en un cajero de Florida también, que el cajero andaba mal"...
Este tipo (el referenciado por el señor), evidentemente sabe menos de contraseñas que yo sobre fabricación de chips de silicio.
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