Los dueños de grandes porciones de campo que piensan siempre en los beneficios que les otorgan las ventas al extranjero anuncian un paro autocalificado casi como patriótico. Luego de años de quejarse de los cortes y piquetes en rutas, salen a cortar rutas. Como contrapartida, Moyano, que sabe (y mucho) de cortes de caminos, sale a impedir que dicho corte sea realizado, queriendo asegurar la libre circulación. Claro, la cúpula del gobierno pasó "a saludar" a dicho señor en su última fiesta. Así que Moyano guarda sus dólares acumulados para salir a protestar contra los ricos. Mientras, el gobierno, famoso por sus políticas pro derechos humanos, decide no participar en ninguno de los actos conmemorativos del golpe que dio inicio a la más sangrienta dictadura. Amparándose en el libre derecho a huelga, los del campo (con la ayuda de algunos empleados que suelen cobrar en negro, además de mal pagos) revisan los camiones de carga que pasan por las zonas de corte, dictaminando quiénes pueden pasar y quiénes no. Poco después, una presidenta, cuyo cargo supuestamente sirve para aunar al pueblo y mantenerlo unido, sale a declarar que es "un piquete de ricos". La gente sale a apoyar a los trabajadores del campo, realizando cacerolazos que recuerdan aquellos de hace seis años cuando gritaban para que se vayan todos aquellos a quienes después volvieron a votar. (De paso, vean en este video la "democrática" opinión de la primera señora que habla frente al micrófono) ¿Y qué pasó entonces? El gobierno llama a otro amigo de correrías, D´elía. Este señor, famoso por participar de marchas a raudales, se pone a evitar que una marcha siga. Al día siguiente, la Sociedad Rural, siempre interesada por el pueblo argentino, llama a que se amiguen las partes en conflicto.
Si todo ésto no pasara en serio, podría ser un argumento de alguna película surrealista.
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