El viernes pasado, andaba yo de recorrida por bares de la zona de Palermo con mi amiga Laura. Yirando sin un rumbo predeterminado por la zona conocida como "Palermo Hollywood" (¿vieron que ahora todo es Palermo?) decidimos desviarnos de la concurrida y popular calle Honduras y buscar un lugar que no sea excesivamente caro ni esté excesivamente concurrido.
Así caimos en un barcito pequeño cuya dirección no recuerdo, que era además, un bar temático. ¿El tema del bar? Los tatuajes. El flaco que atiende es tatuador, la novia es tatuada (por él), y además varios tragos tienen el nombre de famosos (?) tatuadores.
Pedimos sendos tragos y el muchacho nos acerca un tercero. Nos dice "Prueben éste, lo acabo de crear, le puse limón" (no dio mayor información).
Pasamos un rato, charlamos, brindamos y al salir estaba el señor del bar en una mesita de afuera. Nos despedimos y le preguntamos si le había puesto nombre al nuevo trago:
Muchacho: No, aún no tiene... ¿Cómo se llaman ustedes?
Laura: Laura...
Eme: Mariano.
Y ahí se le iluminó la cara al mejor estilo de Arquímedes al decir Eureka y dijo...
- ¡¡¡MALA!!!
y se fue corriendo adentro como buscando papel para anotar.
Así que quien te dice, parte de mi nombre queda inmortalizado en parte de un trago.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario