Hay que admitirlo: Un typo lo comete cualquiera. Pero a veces, estos pifies de teclas producen curiosos efectos como en el caso que nos ilustra, que Mi Novia encontró en la pasada edición de la revista dominical de La Nación:
Las narcas (quienes suponemos serán la versión femenina de los narcotraficantes) llegaron a un nivel que hasta se dan el lujo de colocar negocios en shoppings, aliados a grandes marcas de ropa y joyas.
Sépanlo.
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