Y para no perder la costumbre, la otra vez volví a soñar con una epidemia zombie. Para no perder la costumbre, el sueño estaba alejado de todo concepto pesadillístico y yo estaba en el lugar de combatir a los no muertos. El enfrentamiento era en un gran estacionamiento tipo esos de los shoppings, y yo saltaba por los techos de los autos mientras disparaba a las cabezas de estos muertos vivos.
Lo bizarro es que en el sueño (que transcurría de día) pensaba "mejor que haga esto ahora, sino a la noche estos zombies no me van a dejar dormir".
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