Están ahí. Los ves, los vemos.
Sin disimulo, esperan a hombres (solos o en grupo) que caminen sin esposa, novia, hermana, madre o amiga a su lado.
Donde más abundan es por Av. Corrientes, en plena Capital Federal. Aprovechan la noche y se colocan en alguna zona estratégica (Corrientes y Callao es una preferida) para repartir sus volantitos.
Son los "promotores" de privados donde señoritas muy atentas dan curso a las fantasías sexuales de necesitados señores a cambio de una cierta cantidad de billetes. Reparten volantes de departamentos-puteríos, por decirlo de una manera menos fina.
Y aquí es donde volvemos al punto de los hombres solos. Están estos repartidores en una esquina y cuando se acercan hombres sin compañía femenina le extienden la mano con el papelito consabido. Si hay una mujer a su lado, esconden la mano.
Recuerdo incluso que una vez se lo remarqué a mi viejo. Estábamos en un barcito por Corrientes y Libertad, esperando a que se haga la hora para ir a ver la obra teatral de Mi Novia, ahí en la galería donde está Mondo Macabro.
Sin embargo, hace poco, alguien rompió la regla. Vaya a saber si por caradurez, si por colgado o porque quería irse a su casa temprano después de volantear.
Caminábamos creo que en esta ocasión por Callao. Estaba con Mi Novia y con una amiga de ambos buscando un lugar donde comer, viendo si íbamos a L'aiglon o a otro sitio.
Yo caminaba DE LA MANO con Mi Novia, y a su lado, nuestra amiga. Cuando de repente, sin reparos ni vergüenza, uno de estos tipos simplemente extiende la mano para darme un papelito de éstos.
Es evidente que hay mucho caradura suelto hoy en día.
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