En mi oficina hay un par de compañeros que son de prestarle atención a los números de la lotería, se juegan un billetito de vez en cuando y hasta es posible que cuando le decís un número al azar, ponele "715", sean capaces de responderte con frases onírico-lúdicas como "Sí, la científica incongruente".
Hoy, 19 de agosto, como muchos saben (y aquellos que no pero están leyendo este blog, se van a enterar dentro de un par de palabras) es el cumpleaños de Sandro. En el día de hoy cumple 63 pirulos.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
Pues que en la oficina decidieron jugarse al número 63. Un pesito o dos cada uno, para jugar a la provincial y a la nacional. Me prendí con una reluciente moneda y listo, me desentendí del tema.
¿Que pasó luego? Pues que, precisamente, el número favorecido en una de ellas (ni idea de cuál) fue, justamente, el 63. Me embolsé unos 35 pesos, que no es gran cosa, pero teniendo en cuenta que debe ser mas o menos la segunda o tercera vez que me prendo en la lotería, habla de tener un tarro así de grande.
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