Pasa seguido, seguramente.
A veces, los redactores tienen que realizar una "nota de color" sobre romances famosos y otras cosas similares. El problema es que por lo visto, antes de hacerlo probablemente hayan consumido litros y galones de espirituosas bebidas, se hayan fumado un caño del tamaño de un sequoya, o se hayan "endrogado" toneladas de sustancias altamente tóxicas. O una combinación de las tres en una cantidad de la que hasta Charlie Sheen se sentiría celoso.
Algo similar debe haber pasado en La Nación con la persona a la que le encargaron hacer la nota sobre "Los romances más soprendentes de Hollywood".
Y para prueba, no sólo uno, sino dos botones:
Por un lado, la foto del romance de los actores Liev Schreiber y Kristin Davis. Aunque... ¡un momento! La actriz fue la que salió con Davis. O sea que, por lo visto, salía consigo misma. Lo cual puede haber sido interesante. Lo que sí es seguro, es que ella invitaba siempre.
Y como corolario, la foto de Josh Charles y Jennifer Connelly. A menos que hayan descubierto los viajes a través del tiempo, no sé como los actores pudieron salir en 1991, "de 1999 a 2002".
Misterior tiene el mundo, y algunos redactores los profundizan todavía más.
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