viernes, abril 25, 2008

La verdad de Caperucita

Este es un post con una curiosidad digna del blog de Mukenio. Se trata de los orígenes del cuento de Caperucita Roja.

Todos sabemos que muchos de los cuentos infantiles con los que crecimos tienen su origen en historias y relatos populares, los cuales fueron "suavizados" por autores como los hermanos Grimm, para que se convirtieran en lo que son hoy en día.

En este caso, tenemos la historia de la diligente niña vestida de rojo que va a llevar víveres a su querida abuela y tiene ciertas complicaciones debido al estado famélico de cierto lobo. También conocemos el final feliz de la historia.

La historia popular es diferente. Aquí no está la parte de los consejos de la madre (tipo "cuidate, querete", como cuando la madre le dice que no se distraiga en el camino, etc.). A Caperucita le ofrecen vino, e incurre involuntariamente en el canibalismo. Además se desnuda y el cuento termina abruptamente con nuestra protagonista siendo digerida por el lobo. Y, como broche de oro, en ningún momento se habla de una caperuza roja...

Aquí les va la historia.

Versión oral de los campesinos franceses
Extraída de la obra de Paul Delarue y Marie Louise Tenèze, Le conte populaire français (1976) e incluida en La gran matanza de gatos y otros episodios de la historia de la cultura francesa, de Robert Darnton.

Había una vez una niñita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la niña caminaba por el bosque, un lobo se le acercó y le preguntó adónde se dirigía.
- A la casa de mi abuela- le contestó.
- ¿Qué camino vas a tomar, el camino de las agujas o el de los alfileres?
- El camino de las agujas.
El lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa. Mató a la abuela, puso su sangre en una botella y partió su carne en rebanadas sobre un platón. Después se vistió con el camisón de la abuela y esperó acostado en la cama.
La niña tocó a la puerta.
- Entra, hijita.
- ¿Cómo estás, abuelita? Te traje pan y leche.
- Come tu también, hijita. Hay carne y vino en la alacena.
La pequeña niña comió así lo que se le ofrecía; y mientras lo hacía, un gatito dijo:
- ¡Cochina! ¡Has comido la carne y has bebido la sangre de tu abuela!
Después el lobo le dijo:
- Desvístete y métete en la cama conmigo.
- ¿Dónde pongo mi delantal?
- Tíralo al fuego; nunca más lo necesitarás.
Cada vez que se quitaba una prenda (el corpiño, la falda, las enaguas y las medias), la niña hacía la misma pregunta; y cada vez el lobo le contestaba:
- Tírala al fuego; nunca más la necesitarás.
Cuando la niña se metió en la cama, preguntó:
- Abuela, ¿por qué estás tan peluda?
- Para calentarme mejor, hijita.
- Abuela, ¿por qué tienes esos hombros tan grandes?
- Para poder cargar mejor la leña, hijita.
- Abuela, ¿por qué tienes esas uñas tan grandes?
- Para rascarme mejor, hijita.
- Abuela, ¿por qué tienes esos dientes tan grandes?
- Para comerte mejor, hijita.
Y el lobo se la comió.


PD: Esto tal vez no tenga nada que ver por nada, pero repentimente me acabo de acordar de la versión de Leo Masliah de "Devórame otra vez"...

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